Amor de otoño

mUna casa que se hace pequeña, un gato intranquilo en forma de mujer explora cada metro cuadrado de ese habitáculo que hoy la encierra. Se ahoga. No encuentra espacio para su corazón solitario, inquieto y desvelado.

Días de gloria pasaron por su cama, ahora desierta; días de gloria sirvieron los vinos más exquisitos y los manjares más suculentos en mesas de ceremonia; días de gloria en salones habilitados para un juego de placeres. Decide tomar la única salida de esa jaula de cristal y perfumes ya algo alejados.

Por fin el mar. Donde su alma puede relajarse con emociones vividas entre olas sin espuma; donde su vista alcanza más allá del horizonte con visiones de dos cuerpos amándose en silencio. Un mar que le transmite esa calma que necesita su alma y su corazón. Unas lágrimas que se confunden con el agua cristalina donde se refleja el sol. Un sol que hace que unos ojos impacientes se cierren para encontrar el recuerdo.

Respira hondo, mujer, que en tiempos venideros el viento de otoño te devolverá la calma, la quietud. Y las gotas de lluvia solo serán eso, lluvia, pues tus ojos ya no derramarán lágrimas, sino que lanzarán destellos de luz que iluminarán tu rostro.

El otoño, te devolverá esa joya impagable, esos momentos de gloria, esa felicidad descarada. El otoño te devolverá… a tu amor.

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