Ausencia física

LAG

La luz entra por la ventana y penetra a través de mis ojos cerrados, eso quiere decir que mi mente empieza a estar consciente. Noto un nudo en el estómago que me ahoga y lo percibo como signo definitivo de mi inminente despertar. Abro los ojos y veo que el día está triste, casi tanto como yo cuando me doy cuenta de que vuelvo a estar sola. Mi corazón se acelera desesperado, me levanto, y cuando me dirijo a la ducha mis lágrimas ya no pueden permanecer más tiempo dentro. Ese nudo que empezó en el estómago y subió hacia mi garganta termina saliendo en forma de lágrimas por mis ojos. Me miro al espejo esperando que mi propio reflejo logre consolarme, pero lo único que veo es un reflejo desencajado por la tristeza de tu ausencia. Hoy me rindo, hoy no puedo seguir, hoy voy a dejar que la melancolía se instale en mis pensamientos, esos que me permiten revivir una y otra vez los momentos pasados contigo. De esta manera quizás logre creer que todavía sigues aquí, conmigo, abrazándome como lo hacías siempre que mi frágil figura necesitaba una dosis de caricias… esas que tú siempre sabes concederme.

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