Carmen Divina
Ella es una isla… yo un faro. Estábamos diseñadas para encontrarnos. Ella necesitaba una luz en tierra firme… yo un barco a la deriva al que alumbrar en esas noches oscuras, al que advertir de los peligros de las costas cercanas…. luchaba por ser esa luz, la luz que la ayudara a regresar a un nuevo hogar, esta vez sin afilados acantilados rodeándola.
La isla se acercó al faro. Reforzó sus cimientos con sentimientos y el faro siguió alumbrando con experiencia sus primeros pasos en un nuevo mar. Ahora la isla sigue su camino entre enormes olas, tormentas y días de bonanza… pero no está sola, aferrado a ella, cimentando su estructura en su tierra, viaja el faro proyectando la luz que las ilumina a ambas. Ahora no temen a las noches sin estrellas, a los horizontes lejanos, a las olas embravecidas que siguen golpeándolas, ni a las tormentas que azotan sus cimientos, ni se rinden ante la bonanza cuando broncea sus pieles…ahora una isla y un faro vagan por un mar que jamás les anuncia nada… pero ahora es el mar quien les teme…