Cosas del cine

Hoy voy a repasar algunas cosas que pasan en las películas y que no dejan de asombrarme y a veces incluso de darme algo de repelús.

            Por ejemplo cuando algún actor se pone a vomitar ¿No os habéis dado cuenta de que se coge al WC y se amorra a él cual porcelana valiosa que le vayan a arrebatar? Esa es una imagen que me produce un asco espantoso. Joder, que un WC es un WC y por muy limpio que esté se ponen los culos. Y ni decir cuando el inodoro en cuestión es el de un bar, eso sí que me hace girar la vista hacia otro lado si no quiero soltar la papa directamente en mi salón. Imaginaos cómo debe de estar el habitáculo en cuestión y más concretamente el WC del bar. Pero ellos se ve que no tienen escrúpulos y les importa un pepino que el suelo esté lleno de “aguilla” y la “taza” con salpicaduras de toda clase. Que asco.

            Otra cosa que me llama la atención es cuando el actor está en apuros y encuentra una cabina de teléfono para llamar y pedir auxilio, pues evidentemente el móvil lo ha perdido, siempre lleva monedas sueltas en el bolsillo, da igual que haya estado corriendo desesperado, que se haya caído mil veces, las monedas siguen en su sitio, no las pierde como el móvil, y hasta quizás se de la extraña circunstancia de que su pantalón ¡No lleve bolsillos! Pero tranquilos que las monedas sueltas aparecen.

            Si es una película de miedo ya ni te cuento. Se va la luz y empieza la tormenta con rayos espectaculares. La actriz oye un ruido sospechoso y la gilipolla va lentamente hacia donde se ha oído el ruido. Yo os aseguro, que si me encuentro en esa circunstancia algún día, lo primero que haré es echar a correr en dirección contraria de donde viene el dichoso ruido, correré y correré lo más lejos que pueda. Sí, me podéis llamar cobarde.

            Y cuando disparan al bueno y no le da ni una bala… Pero si dispara él, que casualidad, le da entre ceja y ceja al malo. ¡Vaya puntería que tiene siempre el bueno! Seguro que no se gastará mucho dinero en balas, pues donde pone el ojo, pone la bala.

            Situaros en esta. Dos tíos pegándose unas patadas increíbles, puñetazos, y se levantan una vez tras otra, no hay manera de tumbarlos, parecen muñecos de esos que no tienen patas y que jamás llegas a tumbarlos. Pero si con un puñetazo de esa magnitud que nos puedan dar en la vida real nos dejan “plegaos” en el suelo a la primera de cambio…

            En fin, así podría estar contando infinidad de casos, pero haría demasiado larga la película, así que os dejo a vosotros que me contéis más… cosas del cine.

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