De hielo y fuego
Hoy quiero hacer referencia a esas mujeres que todos los días se levantan con un millón de cosas que hacer. Trabajan, estudia, llevan una casa, llevan unos hijos y… están solas. La fuerza que han de tener, el coraje que han de demostrar, la cara que han de plantar a cada circunstancia adversa, les hace ser especiales. Esas mujeres a las que no se les pone nada por delante y que en muchas ocasiones han de dar un taconazo en el suelo para decir “aquí estoy yo y no intentéis joderme porque voy a ir a por vosotros”. Esas mujeres que son duras pero a la vez son capaces de amar a corazón abierto de la manera más apasionada, y que quizás ese sea el único punto vulnerable que tengan y lo intentan proteger con un grueso caparazón. Esas mujeres que son capaces de dar consejos de fortaleza a quienes intuyen débil, aunque ellas al entrar en casa dejen caer el bolso en el suelo y se acurruquen a llorar en un rincón. Pero no pueden hacerlo por mucho tiempo pues cuando se vuelven a poner en pie y miran a su alrededor tienen una casa por levantar. Entonces se ponen su traje de guerra doméstico y la batalla empieza de nuevo en la zona más privada de sus vidas. Y cuando por fin llega la hora de romper filas, se ponen su camisón de seda, hacen un rápido repaso mental a lo que ha sido el día, hacen un repaso rápido a lo que será el siguiente y cierran los ojos tranquilas sabiendo que han cumplido con cada una de las misiones que se han propuesto, siendo conscientes a su vez de que mañana será otro día lleno de toda clase de circunstancias, sensaciones, emociones y de acción.
Y como habéis podido comprobar no he utilizado la típica frase de “en un mundo de hombres”. No, porque considero que este mundo es igual de los hombres que de las mujeres, cada uno tiene una misión, unos cometidos, unas cualidades y unos defectos. Y en ningún momento, por si alguien lo ha entendido así, he querido hacer un artículo feminista. Yo no soy de esas. Simplemente mi artículo de hoy va por ellas, las que están solas y son capaces de ponerse el mundo por montera y vivir la vida… apasionadamente.
Que tengáis un magnífico fin de semana.