El «Ferrari»

Aquí estoy de nuevo esperando a mi chico, al que apodo “Ferrari” y no por lo que estáis pensando, noooo, no tiene ningún Ferrari, que es lo que pensaréis las mentes más limpias, y tampoco el apodo le viene por lo que podáis pensar las mentes, digamos, menos limpias. Simplemente es ingeniero de pista en la F1 y trabaja para el equipo Ferrari. Estoy ansiosa por verlo. He salido de Barcelona a las 18:00 h. y había quedado sobre las 21:00 h. con él. Sí, ya lo sé, es una barbaridad, pero ¿Y si se me complicaba el camino de Barcelona a Granollers? ¿Y si encontraba atasco? ¡Joder! Menudo atasco tenía que encontrar, y cuanto se me tenía que complicar el camino, para tardar tres horas en llegar a Granollers, un camino que en quince minutos está hecho. Pero, claro, yo muy previsora, salgo con tiempo. Así me ha pasado, que a las 18:30 h. y sin complicaciones ni atascos, ya estoy en Granollers esperando al “Ferrari”.

               Y eso no es lo peor, las cosas siempre se pueden complicar más. Me acaba de enviar un sms, en el que me dice que se le complica el trabajo en los entrenamientos de pista, y que cuando termine me enviará un mensaje y que entonces salga de Barcelona ¡¡Pero hombre de buen corazón!! No ves que yo ya estoy en Granollers. Bueno pues obviamente, omito el decirle que estoy esperándolo ya hace casi una hora (y lo que me queda) para evitar el ridículo, y le digo que “OK, cuando me llames salgo de Barcelona”.

Así que ante tal contratiempo, cojo mi coche y… ¿Dónde puedo ir? Se me ocurre que podría ir a un centro comercial. Pongo el GPS en marcha para que me indique el más cercano. Y como no, el GPS y yo discutimos cual “feliz” matrimonio. Él me dice que gire a la izquierda, y yo hacia la izquierda, no voy, pues en esa dirección solo veo un descampado que no lleva a ninguna parte y creo que me aleja de Granollers. Así que me dice su frase preferida cuando viajamos juntos… “Recalculando”. Y creo que hasta me grita, está a punto de enfadarse, pero yo sigo en mis trece, y giro a la derecha que me lleva hacía el centro de Granollers de nuevo. El GPS se ha callado, es posible que se haya suicidado tragándose la lengua, o desconectándose del satélite definitivamente. Opto por apagarlo para seguir mi camino sin la bonita voz de la señorita invisible.

Después de varias vueltas sin rumbo fijo, encuentro un bar  muy bonito, todo de madera, con un gran letrero luminoso en el que se lee “Viena”. Puede ser una buena idea. Entro. Decido tomarme una ensaladita y una Coca-Cola Zero, así haré tiempo. Y claro, cuanto más deprisa quieres que pase el tiempo, menos corre el reloj. Intento comerme la ensalada despacio, voy al lavabo, voy bebiendo la Coca-Cola a “Zero” por hora y resulta que todo lo hago en tiempo record ¡Dios mío! He sido demasiado rápida. En fin, miraremos el paisaje del interesante parking que tengo delante, en el que puedo ver como llegan y se van coches y yo sigo en mi preciosa mesita, con el plato de ensalada vacío y mi refresco ya caliente. Encima me estoy perdiendo el partido del Barça – Arsenal de la Champions League…hay que joderse. Pero todo sea por el “Ferrari”. Y lo peor es que, como nos entendemos en inglés y el mío no es que sea muy fluido ¿Cómo le explico yo la odisea que estoy pasando por él? Así por lo menos nos reiríamos un buen rato. En fin, casi mejor que no pueda explicárselo y evitaré quedar como una jilipollas.

Encima ni siquiera puedo decir que esto no me volverá a pasar, porque si volviera el tiempo hacia atrás sabiendo todo esto, seguro que volvería a actuar exactamente como estoy haciéndolo ahora.

Bueno, por lo menos puedo oír una voz radiofónica lejana, que creo llega desde la cocina, que informa de que el Barça está ganando al Arsenal… creo que pasaremos a semifinales.

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