Físico VS Emocional

dolorHace poco leí un libro escrito en 2011 por el Premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman, del que más adelante daré mi opinión totalmente personal, en el que en uno de sus capítulos titulado “Los dos yo” hablaba de la reducción de la memoria del dolor. Varios individuos eran sometidos a una prueba consistente en causarles mucho dolor en un espacio corto de tiempo, siendo el final del tiempo un dolor máximo, y otra prueba en la que se les causaba un dolor de intensidad más intermitente en un espacio de tiempo más largo, siendo al final del tiempo un dolor mínimo. Los experimentos y estudios posteriores demostraron que todos los individuos eligen como mejor el espacio de tiempo más largo ya que, según Kahneman, la mente siempre tiende a recordar la sensación última de dolor y omite el tiempo total en el que se ha estado recibiendo. Así que nuestra mente no tolera un dolor muy intenso en poco tiempo (siempre será un recuerdo doloroso) tolera mucho mejor un dolor intermitente en un largo espacio de tiempo.

Esto me ha dado que pensar en este caso aplicado, en vez de a un dolor físico, a un dolor emocional, un dolor muy intenso y en el que puedes llegar a sentir que te duele el alma, para mí mucho más difícil de superar y de llevar que un dolor físico. Esto Kahneman no lo ha tenido en cuenta y no ha aplicado este experimento al dolor NO físico, un dolor que no tiene altibajos.

Conclusión a la que llego. Sencilla. Después de haber experimentado este dolor en alguna ocasión me quedo con la de menos tiempo. ¿Por qué? Pues porque el dolor del alma, y del corazón sentimentalmente hablando, es siempre muy fuerte, no remite, no tiene altibajos, no tiene ningún interruptor con el que los experimentadores controlen para darle más o menos intensidad. Por consiguiente mi consejo para evitar ese dolor emocional es que, si os estáis dando cuenta de que alguien os está haciendo daño os apartéis cuanto antes de esa persona, pues el tiempo no ayudará a que el dolor remita, al contrario, el tiempo hará que el dolor sea cada vez más intenso y entonces tendremos un efecto demoledor, es decir, un dolor intenso durante mucho tiempo y eso os puede llevar a que a vuestro corazón, a vuestra alma, a vuestra mente, les cueste mucho o incluso les sea imposible una recuperación de tanto dolor causado y durante tanto tiempo.

Este es mi punto de vista y mi experiencia llevada al campo del estudio que se le olvidó a Kahneman, al que no culpo en absoluto pues él es economista y Premio Nobel e hizo un estudio muy técnico y terrenal, y yo simplemente soy una persona corriente que me he servido de sus métodos y los he aplicado al jodido mundo de los sentimientos.

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