Que se pare el tiempo.
Nada más salir del hotel él la esperaba apoyado en su coche, con el que se desplazaron por París. Al verlo le pareció que estaba espectacular. Esos ojos azules iluminados por el sol de la tarde, ese pelo rubio que se confundía con esos mismos rayos de sol y esa sonrisa tan bonita que le dirigió a ella cuando la vio salir. Con su “look” de hombre moderno, cuidado hasta el último detalle. Llevaba camisa y pantalón de lino en tonos arena y chocolate. Al acercarse a él y besarlo le embriagó ese olor a colonia cara que llevaba en su justa medida. Ese olor fino que fue el toque final que la dejó totalmente enamorada. Juntos se dirigieron al Sacré Coeur y cogidos de la mano subieron hasta los pies de la Basílica, donde ambos contemplaron juntos las hermosas vistas. Los ojos de ella no podían ni parpadear, se veía París como si fuese un perfecto plano dibujado bajo un cielo azul claro. Él la cogió por la cintura y la rodeó con sus brazos por detrás, y allí estuvieron, escuchando a un grupo de chicos que tocaban canciones de Los Beatles, mientras se besaban y saboreaban ese mágico momento.
“Dios mío que se pare el tiempo” pensó ella.
“Metamorfosis de una mariposa” – 2010
Autora: Sicilia Nuño