Te imaginas…

Nunca me había puesto el Ipod para ir en el tren. A pesar de que mucha gente lo hace a mi nunca me había apetecido hacerlo. Hoy lo he cogido y me lo he puesto para ir a un pueblo cercano a Valencia.

            La verdad es que el trayecto se me ha hecho corto y muy ameno. Mirando por la ventanilla y viendo pasar el paisaje de naranjos, mar y algún que otro paisaje no tan agradable ¡Me ha dado la sensación de estar en un videoclip de la MTV!

            La gente del vagón también se ve de otra manera.

(Pincha enlace y ¡a bailar!) SaSc39VLucc De momento en mi Ipod empieza a sonar Pitbull y JLo. Mi imaginación empieza a volar. La gente allí presente, de momento empieza bailar como si se tratara de un flashmob.

            Las tres colegialas uniformadas del asiento de enfrente se levantan y… empieza la función. Le sigue animada la chica treintañera de delante. Inmediatamente el guapo y trajeado ejecutivo sentado a mi lado sigue a la treintañera. Todos al compás, ahora ya, de Katy Perry.

            Al fondo una señora india, con sus gafas redondas a lo Gandhi y su sari puesto, empieza a llevar el ritmo de la Katy a lo Bollywood. Maravilloso. Al señor que estaba durmiendo en un rinconcito de su asiento, le di una colleja e hice que abriera los ojos de repente, animándolo a que se uniera a la fiesta.

            Pasa a sonar “Piter Pan” de El canto del loco. Todos se sientan y el chico educado, que momentos antes había cedido su asiento a la señora embarazada, se levanta, y muy cortésmente la invita a un baile lento. Una vez termina esta canción vuelve la locura. Ellos se sientan y el resto vuelve a la pista del tren.

(Pincha enlace y ¡la locura!) yh-kVS8O5iw Quedaba sentada la chica con el pañuelo en la cabeza, la cual no dudó ni un segundo cuando en mi Ipod empezó a sonar Loreen con su canción “Euphoria”. No hizo falta más. Se puso al mando del nuevo sarao, lanzó su pañuelo a lo John Travolta en “Fiebre del sábado noche” y su preciosa cabellera larga, brillante y morena quedó al aire. Aquello fue la apoteosis final, la “euphoria”.

                   Estaba tan inmersa y feliz con la música y mi imaginación que no oí la “dulce” voz de la señorita máquina que anunciaba la estación donde me tenía que bajar y… me pasé de parada. Así que, como no hay mal que por bien no venga, apagué mi Ipod, senté a todos los protagonistas del flashmob, me bajé en la parada que pude, cogí un tren de vuelta a mi parada correcta y pude disfrutar de diez minutos más, esta vez de relax, escuchando solamente el ruido del traqueteo del tren.

                  Probad alguna vez a dejar volar vuestra imaginación. ¡Yo me lo pasé pipa!

                 Y ahora ¡A DISFRUTAR VUESTRO FIN DE SEMANA! Yo pienso hacerlo.

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