Una red a tiempo

abrazoNoche fría y desalmada. Gélida y vacía. De pronto la realidad de la vida se le venía encima. No podía seguir adelante, todo le costaba demasiado esfuerzo y empezaba a agotarse. Nadie a su lado para compartir el día a día y esa noche, por primera vez en muchos años, añoró un abrazo.

Al abrir la puerta de su casa no encontró cobijo. La casa le pareció tan fría como la noche de donde venía. Encendió el ordenador para contestar los correos que esperaban respuesta. Correos igualmente fríos, correos de trabajo sin fin, correos agotadores que exigían más esfuerzo. Cerró el gmail sin contestar a nadie. Abrió el facebook. Quizás ver algún comentario o alguna foto graciosa de sus amigos la haría sonreír. Pero esa noche facebook estaba igual de triste y desolado que ella. Así que lo único que se le ocurrió fue colgar un comentario de soledad en su muro acompañado de una significativa foto, simplemente porque necesitaba hacerlo y no pensó nada más.

Puso en marcha la televisión para intentar distraerse, pero se quedó mirándola sin verla, su mente no desconectaba.

De momento sonó el teléfono. Era él, que vio el comentario en el facebook y sin pensarlo ni un segundo la llamó. Estuvieron hablando largo rato, ella pudo liberar su mente del agotamiento, logró que desde el otro lado del móvil le sacaran una sonrisa, se esfumó la soledad.

Esa noche cuando se metió en la cama supo que no estaba sola, que nunca estaría sola y que él… siempre estaría ahí.

Sintió el abrazo que tanto necesitaba. La red… la salvó

Comments are closed.