Ella

Que más me da ya de quien fue la culpa, que más me da ya donde empezó la avalancha, que más me da ya que me consuelen, que más me da ya seguir adelante. Ella no está a mi lado y nada ni nadie me la devolverá ya.

Ella, llevaba días planeando el momento, era la primera fiesta nocturna a la que iba a asistir. Quién le iba a decir que sería la última, quién me iba a decir que también sería mi última vez que la vería… cuando salió por la puerta.

En el Arena ella no encontró la puerta de salida. Solo encontró la puerta de entrada al cielo. Ese cielo al que todavía no le tocaba ir, pero que la sorprendió sin saber siquiera qué estaba haciendo allí, qué era lo que pasaba. Y quizás, entre la confusión y la desesperación encontró la única mano que la sacó de aquel tumulto, la mano de la muerte temprana, que aprovechó el momento oportuno para llevársela lejos de mí.

Una fiesta llena de alegría, de risas, de música. Una música que la hizo sonreír un día, ese día en que la música murió para mí.

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